viernes, 1 de septiembre de 2017

PUFO


Agachado sobre una mesa el hombre, como un perro, empujaba sus heces al exterior.
El pene erecto, su éxtasis, dependían del placer de la expulsión.
Sonreía a la chica que miraba apresada en la traumática nebulosa de las pesadillas.
Asqueada, ella intentó marcharse y despertó entonces horrorizada como otras veces desde la noche en la que, expectante y excitada había llegado a casa del hombre para hacer el amor; desde el instante en el cual había considerado él sin preguntar su siguiente juego y forzándola contra el respaldo del sofá colocó las nalgas sobre su cara, humillándola, agrediéndola.

Charo Bolaño Wilson
Participante en el VI Certamen Microrrelatos Libres Memorial Isabel Muñoz

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