jueves, 14 de septiembre de 2017

ERRANTE


Bajo los árboles mustios
se cobija un hombre invisible,
sus ojos iluminan
el oscuro cielo.
Callejones iluminados,
por una luz celestial
callejones habitados,
por un nuevo ángel de sueños.
Hombre paciente y tranquilo,
que busca la súbita
permanencia en el tiempo.
Callejones habitados,
por una alfombra
donde brotan penumbras,
como el terroso rubor
de la agonía.

Francisca Olmos Comino -Granada-
Publicado en Suplemento de Realidades y fecciones 73

No hay comentarios:

Publicar un comentario