domingo, 2 de abril de 2017
CORAZONES FRÍOS
En carretas de hombros raquíticos,
yace tirado el día,
que perdió sus estrellas en las tinieblas.
La noche,
de muchos ángeles negros,
maldice en la catedral del insomnio.
Un mendigo se muere de frío.
En un epitafio de seres que nunca,
llegan a conocerse.
Oscuridad, grita la humedad,
evaporándose de las paredes dormidas,
las únicas que no tiene pesadillas,
que no recuerdan.
De muchas calles célebres,
célebres de luces,
de luces sordas,
vive la noche en sus madrigueras.
Se cierne sobre los manantiales
Sobre los espejos y sus sombras
Piden limosna unos niños,
venden flores a destajo.
Nadie les compra nada.
Nadie,
se somete a la redención de criarlos.
La noche se mece maloliente,
restalla en los filos desposados.
Hay demasiados murciélagos fálicos,
que no paran de contar sus secretos.
Tigres melosos, traicioneros,
de largas piernas de orquídea,
observan los balcones ciegos,
que ocultan celosamente los corazones tibios.
Si las nubes sintieran,
sudarían horrorizadas,
ante tanta algarabía sin despertadores,
tanta impunidad velada,
tantos hombres sin familias,
tantos destinos truncados,
tantos cuerpos sin lecho,
tantos niños explotados,
tantas mujeres sin carne propia,
tantos ladrones sin espejos delatores,
tantas almas sin destinos.
La noche duerme en su reinado
Sueña al amanecer
Por eso son oscuros sus tiempos
Cierra sus sentidos
Oculta estas horas malignas
A quienes ama el día
Daniel La Greca
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