domingo, 26 de marzo de 2017
HERIDA
Soy la urna de los recuerdos
que tus labios han guardado
para alimentar los besos
que se arrepienten de sus actos...
descuidado en un cementerio
en el que nadie ha rezado.
Soy el aire que hiere tu rostro
cuando las pruebas se han secado
de un delito, que en el fondo
no delató ningún acusado
al desmerecer de los logros
por los que fueron agraciados.
Lágrimas vivas... que afluían
antes de formarse tus lagos
en que, el sueño, se escurría
entre los dedos de tus manos
cuyo recuerdo, humedecía
los claroscuros de tus labios.
Esas lágrimas... eran mías,
guardadas en tu relicario,
en un cuaderno de poesía
que aún conservas en blanco,
o... en el azul de la tinta
sobre tus pechos derramado...
Tú, no podías escribirla
y tuve que hacerlo con mis manos
sobre una piel que aspiraba prisas,
con una piel... que escribía despacio.
Luis Maria Saiz Laso
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