LA TERCA SERENIDAD
La terca serenidad
de mí se adueñó,
tras conseguir
que me ayudaras
a ayudarte,
a derribar esos muros,
en los que te perdías
sin encontrar la salida.
Supe que eras
quien yo buscaba.
Alejando de mí
mis miedos,
me atreví
a amarte,
a dejar
que me amaras.
Así día a día
aleje de mí
la cobardía,
hasta que el corazón
me dejó de doler.
Y sucedió
que me deslumbraste
con tu alma tan bella,
con ese corazón
que de este mundo no es,
con esos sentimientos
tan sinceros,
que la felicidad
me devuelven
estando a tu lado.
VICENTE ALMELA GARCIA
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