lunes, 27 de febrero de 2017
HABÍA OÍDO CONTAR...
Había oído contar
que en la fragua el hierro
es romance de obras originales,
luego arte elegante y ególatra.
¿Son lágrimas sofocadas
por la oligarquía?
Había oído contar
con voz quebrada y a veces sin pretexto,
que cuando te vulneran por primera vez
no nos vale la represión ni el silencio,
ni levantar ofrendas con gran ruido.
¡Es la huella de un latido
que arrastra el viento!
Había oído contar
que el pulso de una página
y su museo verbal
con la llave de sus gemidos,
ni se desmoronan ni se inmolan,
que los gametos se apiadan,
franquean la gravedad del iceberg.
¡La pluma es tiempo y lugar
de vitales valses!
Había oído contar
que los náufragos abruman la poesía,
simbolizan una escena de la realidad
y que en ocasiones el verso
nace de una única palabra
sin ritos sin horizontes,
alientan trozos de un escrito
que transcribe arroyos de insomnios.
¡Es un candor el mecanografiar
himnos a la sangre en verso!
Lo que nunca he oído yo,
que alguna estría del alma sea silencio
en el crucigrama del corazón.
Manuel Vílchez García de Garss
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