martes, 21 de febrero de 2017
FORZADO
Empapa el sudor el banco de los forzados
a golpe de látigo y remo,
el corazón palpita destrozado,
los pulmones, solo aspiran deshechos,
no hay justicia en el pecado...
ni éste... ha encontrado su puerto.
Cruje la espalda al ritmo
de los tableros de cedro,
no puedo expiar el castigo
sin las yagas que tanto merezco
por ofrecer mi fe, sin compromisos
y ocultar mi estómago revuelto.
Pero... soy dichoso en este escenario
a pesar del martirio de mis huesos
por infringir una palabra de hidalgo
que enajenó su alma por un beso
...un beso... tan bien pagado...
que estoy pagando por ello.
Vendí mi espada en el mercado
para costear los placeres del cuerpo
y soñar un amor regalado
que... al fin y al cabo, solo era un sueño,
vendí... un honor sin recambio,
quebré el temple de mi acero,
perdí todo lo conquistado...
lloré por mi orgullo y mis derechos
entre tus labios silenciados...
para besar, al fin, mis remos.
Luis Maria Saiz Laso
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