miércoles, 1 de febrero de 2017
EL DESEO
—Por favor, señor concédeme este deseo.
Día tras día le pedía a Dios el mismo deseo, día tras día no me era concedido, pero por fin hoy vería
cumplido mi sueño.
—Qué asco de vida, mañana será lunes otra vez y mi vida monótona seguirá su curso—dije en voz alta.
Mientras seguía lamentándome sonó el teléfono, lo cogí rápidamente quizás fueran buenas noticias.
—Juan al habla, dígame.
—Su deseo está en camino—no dijo nada más y colgó.
Mi cara era un poema, se podría decir que acababan de asustarme, ¿quién había llamado? ¿Cómo sabía lo de mi deseo?
—Todo esto es muy raro, estoy seguro de que se trata de alguna broma, es imposible que alguien sepa
de mi deseo, no se lo he contado a nadie, debo tranquilizarme y no pensar más en ello—me dije, luego decidí estirarme en el sofá para dormir un poco.
Morfeo no tardó mucho en venir a por mí.
Mientras dormía tuve una extraña sensación, como si alguien me cogiera entre sus brazos y me acariciara como se acaricia a una mascota.
—Despierta Juan y disfruta de tu deseo—la misma voz que me había asustado por teléfono me despertó.
Abrí los ojos, mi deseo había sido cumplido, ya no tendría que volver a ir a trabajar, un ser que carecía de rostro me tenía entre sus brazos, convertido en un gato observaba horrorizado al extraño personaje.
—Disfruta de tu deseo—no dijo nada más, luego me dejo en el suelo y se fue.
—Miau—dije yo.
Diego Galán Ruiz (España)
Publicado en la revista digital Minatura 154
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