miércoles, 25 de enero de 2017
SOLO UN CUENTO
Por las veras y los montes
sale a jugar cierto duende,
donde comparte sus juegos;
con geniecillos,
gnomos, elfos.
Inofensivos e ingenuos
día y noche jugueteaban,
saltando,
entre árboles y riscos.
Practicaban dar amor,
sin objetar lo otorgaban
en sanos y cándidos
corazones.
En total fe, y confianza;
su ser entero otorgaban.
Cierta noche,
el duendecillo
con un libro tropezaba.
Al abrirlo, se encuentró;
con baladas, estrofas, versos.
Desde ese día,
el duende no jugó más.
Prendado quedó
de aquel distraído autor.
Cada palabra leída,
embestía su corazón,
desde entonces, intuyó;
lo que era amar en plenitud.
Dando su alma sin reservas
a un ser que nunca vio.
Que sólo le transmitía,
su sentir, su pensar.
Pero que a él,
le llegaba hasta
hacerle estremecer;
y anhelar ver esa mano
que aquellas letras plasmó.
Elfos, geniecillos, gnomos,
no podían comprender
al duende y su aflicción;
aun así, logran encontrar
aquel distraído autor.
Sólo un instante bastó,
para saber, el porqué;
en letras lo cautivó.
María del Rocío Hernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario