Del imaginario fluyen naves de sal, la luminaria
existencia que abre un paréntesis.
Hermanamos el hoy y siempre desde el secreto del
tiempo, que cardamos e inventamos, figuras que
sacian las horas.
Los hijos marcan con sus manecillas, segundos para
el regreso.
Un retrato humano se dibuja en la línea del destino.
Fortuitos encuentros; con la ardilla de carbón y el
pájaro herido.
En las riveras hay soplos de voces, flecos.
Concurrimos, traspasamos las cuerdas, la visión entre
hilos.
Perennes guías de un camino, dejando espacios, que
se martillan en el yunque.
Retenemos la visión de las fauces del tiempo.
Del libro Paréntesis de
Ivonne Sánchez Barea
Compartido por Pedro Serrano
Publicado en Periódico de poesía 94
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