jueves, 26 de enero de 2017
LOA AL SILENCIO
¡Oh, silencio, silencio: Te adoro, mi silencio!,
porque contigo puedo estar en paz con Dios.
¡Oh, silencio, silencio! Tu sagrado misterio
me envuelve dulcemente en este sacro estado;
y no me siento sola porque Él está conmigo.
Contigo, ¡oh, mi silencio!, en soledad buscada
descubro mis verdades y conozco "mi yo"…
Cuando el tráfago humano se debate en delirio
yo me encierro en mi templo -mi espacio personal-,
y sólo veo tu inmensa grandeza omnipresente
que, en alas de mi estro, con cendales de versos
a otros planos me lleva, de célicas alturas.
No importa que el ruido del fatuo mundo ruja,
si apacible y serena me siento en tu presencia
rogándote, ¡oh, silencio!, te entronices en mí;
e, insular en mi ser, anides mayestático…
¡Oh, silencio, silencio!; muéstrame con destellos
el sendero más claro que, en cósmica armonía
con todos mis hermanos en Cristo, me eslabone...
Si soy creación divina con destino a vivir
aquí en este planeta una experiencia humana,
¡oh, silencio, silencio: con tu sacro buril
en tu yunque sagrado de crípticas catarsis,
acrisola mis ansias y pule mis anhelos!
Leonora Acuña de Marmolejo (EE. UU.)
Publicado en la revista Aldaba 31
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