martes, 3 de enero de 2017

LA LISTA


Miré la lista. Mi nombre era el último. No me lo creía. Me destinaban a un pueblo que no conocía, en el norte. Afortunadamente era una lista provisional que podía cambiar. Esperaba que esto ocurriera porque no me apetecía irme al norte. Necesitaba el sol y la luz del sur. En el norte me marchitaría como una flor en un florero. Serían dos meses de incertidumbre. No conseguiría dormir tranquilo.
Fueron días de pasear inquieto por las calles, por la playa. Más de una vez me senté en la arena y mirando al mar me tranquilicé. Dejar todo esto sería muy duro. No lo resistiría. Esperaba que la suerte tampoco esta vez me abandonara. En otras ocasiones a última hora todo giró a mi favor.
Llamé a algunos compañeros y todos me dijeron que siempre había cambios y que siempre se mejoraba. Esto no me tranquilizó pero calmó algo mis nervios.
Dos meses faltaban para saber si mi vida cambiaba radicalmente o todo seguía igual. Esperaba soportar la espera y para eso me refugié en la lectura y en la escritura.
Los días pasaron. Apenas me dejé ver en las reuniones de amigos. Prefería esperar en soledad y no contagiar a nadie mi desánimo. Daba largos paseos y devoraba libros.
Mañana saldría la lista definitiva y se decidiría mi futuro. No dormí aquella noche.
Me levanté con muy mal cuerpo. Un buen desayuno y una ducha mejoraron mi malestar. El momento se acercaba. Los nervios aumentaban.
Allí estaba. Un numeroso grupo la consultaba. Esperé. El grupo se disolvió. Ya podía acercarme y ver donde me destinaban. Recorrí lentamente toda la lista. No encontré mi nombre. No estaba. Me dejaron fuera. Tendría que esperar un año más. Hasta entonces… mi futuro quedaba en suspenso. Tiempo para disfrutar de esta maravillosa tierra que me vio nacer. Aprovecharía al máximo cada minuto.
De momento continuaría en el mismo puesto del año pasado. Allí quedaba mucho por hacer y terminar algunos de los temas pendientes me entusiasmaba. No sería fácil llegar a las conclusiones finales. Exigiría mucho y duro trabajo pero esto no me desanimaría. Sabía concentrarme y nada quedaría sin analizar.

JOSÉ LUIS RUBIO

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