jueves, 26 de enero de 2017

LA CASA DEL RÍO


Cada vez que pasaba ante aquella casa tenía la sensación de que alguien me miraba desde la ventana del primer piso. Pero eso no era posible porque aquella casa estaba deshabitada desde hacía dos años. Sus últimos propietarios murieron en un accidente de tráfico una noche de tormenta. El coche derrapó en una curva y cayó al vacío. Los tres ocupantes del vehículo murieron en el acto. Desde entonces nadie vivía en la casa del río. Pero yo me sentía observado cada vez que pasaba por sus alrededores. Incluso creí ver moverse las cortinas de la ventana.
Pregunté a mi amigo Anselmo, que también solía pasear por allí, si él había notado algo extraño en la casa. Nada había observado porque nunca se había molestado en mirar hacia la casa cuando pasaba por allí.
Pero yo seguí pensando que en la casa había alguien. Aquel domingo quedé en el río con mis amigos para comer en el quiosco de Tom que estaba a unos metros del río. Al llegar junto a la casa vi luz en las ventanas del primer piso. Si nadie vivía ¿quién encendió la luz? Tal vez alguien compró recientemente la casa. Tenía que informarme. Algún vecino sabría algo. Quizás mi amiga Luisa supiera lo último sobre la casa. Trabajaba en el Ayuntamiento.
Según mi amiga nadie había ni comprado ni alquilado la vivienda. Al menos en el Ayuntamiento no había constancia.
Entonces, ¿quién encendió las luces? ¿Unos ocupas? ¿Unos intrusos? Alguien las encendió…

JOSÉ LUIS RUBIO

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