jueves, 26 de enero de 2017

ENFERMEDAD


De nada sirve esperar un alivio que nunca llega...
Simplemente no he querido dejar pasar
este destello de luz que (aunque no logro ver)
alumbra mi mente
Pobre mente mía
que se quedó sin aliento
al saber que te perdí...,
y ni hablar de mi corazón
que como el jardín de mi alma
se quedó marchito
No puedo, por demás, pasar por alto
este dolor de cabeza insoportable
que tengo a diario,
y el temor de quedarme callado,
cuando en realidad quisiera gritarte que te amo
(aunque ya no estés aquí)
Y mientras se me hace
cada vez más difícil
ocultar mi llanto,
tiemblan de miedo mis manos
y mis pobres pasos disminuyen, cual cansancio,
como si anduviera descalzo
en el desierto que dejaste en mí
Y las palabras que pronuncian mis labios
son una señal de angustia,
y los recuerdos
(que nunca mueren)
ya no me dejan vivir
Creo que apenas puedo levantarme
tomar el lápiz y escribir,
son tan débiles mis movimientos
que no sé si terminaré aquí,
más, haré todo lo posible
para seguir viviendo...,
aunque siga padeciendo (por cien años)
esta vil enfermedad que (cada día)
se apodera más de mí...

PEDRO SALÓN

No hay comentarios:

Publicar un comentario