sábado, 28 de enero de 2017
BAJO LA CASCADA
¿Qué era aquello? Me acerqué. Tendido en el mojado suelo vi un cuerpo. No se movía. Dudé en tocarlo. Allí no había nadie que me ayudara. Solo se veía el constante gotear de la cascada que estaba sobre mi cabeza. Busqué la salida. Tal vez fuera del túnel encontraría a alguien. No me decidí a salir hacia la luz. Antes debía socorrer al yaciente. Unos segundos serían decisivos para él. Por una vez lamenté no llevar un móvil. Aunque, ¿había allí cobertura? No dudé más. Me arrodillé sobre el cuerpo. Le di la vuelta. Una mancha le cubría todo el pecho. Respiraba. Le hablé. No me oyó. Estaba inconsciente. Si no hacía algo pronto se moriría. Pero allí no había nadie. Estábamos solos él y yo. Tampoco sabía dónde estaba la herida. El tiempo corría y eso no le ayudaba. Pensé en sacarlo de allí. Pero solo no lo conseguiría. Demorar mi decisión sería fatal para aquel cuerpo que se debatía entre la vida y la muerte. Eché a correr hacía la salida del túnel. Una vez fuera miré a todos lados y solo vi agua. En algún lugar habría un teléfono de emergencia por si alguien se perdía. ¿Pero dónde estaba? Hoy con los móviles se piensa que no son necesarios y posiblemente se han quitado. Me pareció ver a unos jóvenes bajo la cascada haciendo fotos. Les hice señas. Les grité que necesitaba su ayuda. Tardaron en entenderme. Cuando llegaron donde estaba les conté apresuradamente lo ocurrido. Afortunadamente, eran españoles. Regresamos al túnel donde el agua caía lentamente sobre el suelo de piedra. Pero en el suelo no había ningún cuerpo, solo charcos de agua…
JOSÉ LUIS RUBIO
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