Me abrazas tan fuerte,
que mi mentón queda aprisionado en tu fuerte pecho.
¿Es tu corazón el que late o el mío que desea amarte?
Sonríes de inmediato y espontáneamente
besas mi rostro.
No puedo ni siquiera evitarlo
cuando estoy contigo...
¡Una sola carne!
Las nuevas tristes nos saltan.
Tus lágrimas brotan,
pero salen de mis ojos.
Tu dolor.
Mi dolor.
Nuestro dolor.
Una sola carne.
Veronica B. Ortìz G.
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