sábado, 31 de diciembre de 2016

GRACIAS, ALDABA, POR DEJAR VOLAR NUESTRA IMAGINACIÓN


Imagínate un prado verde, lleno de tus flores preferidas, esas silvestres que crecen por los campos. Alza tu mirada, déjate acariciar por el calor del sol o la frescura de la lluvia; elige la estación, el momento, ¿prefieres el día o la noche? A nadie más le importa. Este es tu relato y tú eres el protagonista.
Ahora, siente cómo tus pies se van elevando poco a poco y empieza a correr el aire entre la tierra y tú. Cada vez más, cada vez más, cada vez más. ¿Estás lo suficientemente elevado como para ver el horizonte? Bien, entonces, prosigamos.
Vuela. ¿Cómo?, ¿que te estoy pidiendo un imposible? Deja las leyes naturales, abandona la objetividad real, no creo que beneficien a la intencionalidad del texto: libérate momentáneamente de tus cadenas.
Así es, vivimos constantemente azotados por las circunstancias de la vida, por obligaciones, por la desesperanza, el estrés o, quizás, porque somos víctimas de una inconmensurable tristeza. Nada de eso quiero ahora para ti. Vamos, vuela…
¿Sientes la suave brisa acariciando tu rostro?, ¿tus manos y tus pies? Puedes mover cualquiera de tus brazos como si de una ola se tratase, como si el aire fuese agua y tú el capitán de tu propio navío, tu cuerpo libre ahora de todo peso.
A continuación, mira hacia abajo, ¿qué ves? Puede que sea un rebaño de ovejas, corriendo de un lado a otro o pastando. Quizás sean ruinas, vestigios de historias que nunca llegaremos a conocer por completo, muros que guardan silencio acallados por el musgo y la vegetación que les roban, ahora, su terreno y su antigua gloria. A lo mejor eres más bien un flâneur y prefieres las calles nocturnas para
rendir tributo a la libertad de tus pensamientos. Elige el que quieras. Nada va a cambiar esta historia, el mar todavía está en calma. Continúa visitando lo que desees y dentro de diez minutos regresa a estas líneas.
El frescor de la puesta de sol se cierne sobre tu rostro y el carro de Selene pronto surcará el cielo, es hora de sentarse. Quiero que te sientes en una gran roca que he puesto intencionadamente para ti, la cual mira hacia el horizonte que antes habías dejado atrás, a todo lo que has visitado en este sueño. Piensa: ¿qué es la inspiración?, ¿qué ha provocado que puedas imaginar lo que aquí te cuento o que yo haya conseguido sacarlo del mundo inteligible? La inspiración es siempre la misma a lo largo del tiempo, pero disfrazada, oculta, como el alma que espera nacer mientras acaricia, en el corazón del artista, su pluma o su pincel.
Vivir implica responsabilidades, pensar demasiado, pero no olvides sentir porque sintiendo la especial conexión que todos tenemos con la naturaleza, esa que la edad nos obliga a olvidar, sabrás realmente lo que significa estar vivo.
Gracias, querido lector, por haberme permitido pasear por el océano de la libertad. Gracias, Aldaba, por dejar volar nuestra imaginación.

Myriam Esther Collantes de Terán Martínez (Sevilla)
Publicado en la revista Aldaba 31

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