En el imperturbable invierno del 2003
el piélago del Hundson
sembraba
pingüinos blancos
en las orillas.
con las olas
danzado en la quietud
como alas motrices
de un pájaro
gélido y
caudaloso.
él se echó a caminar
sobre las aguas
como en el milagro
bíblico,
tatareando “ Don’t stop,
believe”.
mas sus pies
cedieron por su peso
al desarraigo.
convulso río adentro.
dolor adentro
como navegante
con brújula
a la deriva.
Verano del 2008,
--la brisa y el olvido
no perdonan
desafío alguno--
el Hundson
con exuberancia
de anaconda
mantiene su cuerpo inédito
y las alas del milagro
permanecen
rotas...
DANIEL MONTOLI -República Dominicana-
Publicado en La Biblioteca
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