miércoles, 28 de diciembre de 2016
BAJO LA LLUVIA
Salí a caminar por la ciudad. Llovía, tenuemente llovía. La luz mortecina del alumbrado público alegraba el resto de noche que quedaba. Pensé la vida, mi vida, como esa tenue inteligencia que despuntaba la humedad de la acera cuando la escasa luz la envolvía. Consideré que la mejor manera de atrapar la náusea, es deambular por la calle de noche y si es posible bajo la lluvia. Con copiosa lluvia, para que lave y prepare el alma para el naufragio. Con tenue lluvia para alegrar el desconsuelo. Con fría agua para sujetar sin afán el cuerpo de mujer que se me antoja que se levantaría de cualquier charco. Para consumar la caída. Para ofrecer un cuerpo asolado por imágenes que se repiten en sucios muros. Para restablecer la precaria alegría que el día propone. Para asir por el pubis la metáfora que declara la nefasta y necesaria inutilidad de la poesía.
Del libro “Adán Ceniza” de ÁLVARO QUINTERO MEJÍA -Colombia-
Publicado en Luz cultural
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