Será para cerrar estos poemas.
Libro de despedida sin adioses.
Libro de la sorpresa y de la duda.
Transcurrida la infancia
Nunca supe llorar.
No hay lágrimas entonces
Para hacer este cómputo de ausencias
Mezclada la amistad con la poesía.
La vida que viví fue suficiente.
Lo que siga escribiendo
Puede quedar inédito. No soy indispensable.
Tengo que ir al final
Para cerrar la puerta silenciosa
Según la vieja broma mil veces repetida:
Ser el último
Para apagar la luz.
Del libro Pequeñas muertes, provisorios olvidos de
RAFAEL VÁSQUEZ
Compartido por Pablo Campos
Publicado en la revista LaMásMédula
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