Mi pequeña guarida
demasiado oculta
demasiado lejos
es una isla impenetrable:
casi un barranco a la orilla de la selva
Un hueco al borde de un río
que también queda al margen
Esta tierra es parte de todo lo que amo
Un río: el Orinoco
es parte de toda mi alegría
Unos ojos achinados como de luna de mar
completan mi razón de ser
Ahora los caminos se borran:
anochece y estoy solo
Un olor a flores llena el cuarto
Parece que este día se murió
La noche llegó
y pronto también morirá
Ojalá llegue pronto el amanecer.
Del libro Poema de la Angostura de NÉSTOR ROJAS -Venezuela-
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