Me desperté
con el avispero alborotado,
el néctar escurriendo
por la piel.
Te miro a mi lado
bien armado
como la naturaleza
manda
por las mañanas.
Dejo que te pierdas
en el laberinto
de celdas y cavernas.
Donde tú, laboriosa
avispa, siempre firme
tratas de buscar
a tu reina.
Tienes los ojos cerrados,
toco tu aguijón
para confundirte,
cambias de dirección.
Entras por distintos lugares
de distintas formas,
llenas suavemente
las celdas con tu miel.
Poco a poco
tu labor del día
llega a su fin y
la reina satisfecha
vuelve a dormir.
PATRICIA GUISE CASTELLANO
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