Te espero, como cada día, en el ecuador.
Anhelo que llegues exhausta,
con los músculos desorbitados
en busca de un cuerpo en reposo al que regresar.
Te espero.
Como cada día.
Sin comunicación.
Y me espero
en alborotado silencio.
Tenso el crepúsculo en primera persona
porque quiero verme llegar
y sólo fluctúo, sin aterrizaje previsto.
Rondo al propio acecho,
a la tenaz incertidumbre.
JUDITH MUÑOZ MACHO -Valladolid-
Publicado en Luz Cultural
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