Para Alfonso Alcalde
Sigilosos emisarios
advertencias fronterizas,
nefastos arcanos
cruzaron nuestras frentes.
La tristeza de Mayo,
es un racimo de escorpiones.
Cada anochecer
portando peces de oro
desde Tomé a Coliumo,
oigo la sombra de su paso.
No hay sima que contenga
la cifra de esta pena,
ni océano que cobije
la joya de sus huesos.
Dame tiempo
yo bajaré, y entonces,
al fin habrá Sacristía
para esta deriva
de dos manos y laúdes.
WILMA BORCHERS (Chile)
Publicado en Los puños de la paloma
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