miércoles, 21 de septiembre de 2016
FOTOGRAFIANDO UN POEMA
Un poema
es una fotografía
de palabras,
mordidas sobre el papel,
que el poeta toma...
y desarrolla...
primero exponiéndolas
a la luz, para inmediatamente
protegerlas de sus rayos
(y después de necesarias pruebas),
controlar y ajustar el tono, contraste
y color—
para entonces,
minuciosamente,
checar y buscar errores
e imperfecciones,
hasta determinar
si la calidad del trabajo
merita lavar (para remover
las dañinas sales y ácidos),
antes de tenderlas a secar,
y finalmente, presentar
al público
y crítica en general.
El cuarto oscuro,
de todo poeta, debe tener
una cesta de basura
(lo suficientemente grande),
donde las pruebas
—invariablemente—
van a temporalmente pasar...
como transitoriamente
y solidariamente
reciclamos el excremento.
Pablo J. de la Rosa
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