Pequeña que zambulles en el centro del día,
pequeña gladiadora que en medio de la arena das batalla: Pequeña tú, sales al ruedo, cemento y edificios,
sin mar, sin playa,
ciudad de turistas de dólares armados
de carros policiales y sirenas
Tú sales con el miedo crujiendo en las retinas,
oteando angustias que abundan las veredas.
Cargas un vientre henchido de esperanza y un corazón
curtido de ansiedad…
Vine a cantar tu nombre como niño en los campos
en busca del duende que despertó el trigal…
Tus ojos me contaron de la primer mañana
que se libró del mar.
Tus labios trasnochados sobre el meridiano
buscaron en vía láctea la reina del panal…
Tu risa fue el crepúsculo subiendo hecho metáfora,
apoyo por apoyo, la ansiada libertad…
Yo le cuento a tus senos, bocado por bocado
las místicas cruzadas en busca de deidad…
Entonces soy ofrenda para la boca ardiente
que me deshace en letras del pecado vital…
Agradezco al destino me premie con tantos pedacitos de sol, porque haciendo camino, voy más lento y más sabio entendiendo tu voz…
Del libro El imperio del sol de RUBÉN BORONAT -Argentina-
Publicado en Editorial Alebrijes
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