martes, 30 de agosto de 2016
UN AMOR ETÉREO.
Un amor etéreo... casi sempiterno
encontré en mi camino...
Tú estabas tan lejano,
yo estaba con mi destino.
Alzaste tu mirada limpia,
te encontraste con la mía.
No dijimos nada,... todavía...
luego, con voz meliflua, me saludaste enseguida.
Con cierto ritmo
acercaste tus pasos hacia mí,
tomaste mi mano
y la besaste etéreamente.
Fuimos conociendo nuestros secretos,
nos desnudamos el alma por completo,
encontré en ti, toda la bonhomía posible,
y fuimos adentrándonos en el tiempo.
Nos hacemos a la vida y a la esperanza,
a un amor que no llega por completo,
a una vida juntos con resiliencias,
a adaptarnos con elocuencia a nuestros deseos.
Cruzamos nuestras vidas
y nuestras reminiscencias,
nos reímos de nuestras historias,
y nos comemos al mundo con elocuencia.
Espíritu juvenil y soñador
el que tú y yo poseemos,
cuando nos volvemos dos chiquillos
a las simples cosas del momento.
¡Amarnos!... Eso es lo que vivimos,
un amor de palabras y espejos,
un "te amo" con el alma,
con pasión y con ataraxias luego.
No te ofrezco ni me ofrezcas amor eterno,
sólo en sentimiento que dure lo que queremos,
toda una vida juntos,
o solo fracciones del espacio y el tiempo.
Por ti he combatido sentimientos
ajenos a nuestros versos,
han nacido cimientos
en terreno muerto.
¡Así pués!... amado mío,
no basta con lo que tenemos,
no somos totalmente centrados,
sólo, no nos debemos salir de los hechos.
Cómplices somos del tiempo
que nos juntó en momentos,
donde lo infame se volvió historia
y la historia nos juntó sin remedio.
Nancy Hernandez H.
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