lunes, 29 de agosto de 2016
MUCHA VIRTUD, NO TÚ
Con mi mente logro
cada detalle de tu rostro
y tu cuerpo,
cada detalle real o imaginario
del acto,
y aún lo subrepticio
que añadir o sustraer
le quisiera al o del movimiento.
Benditas manos que se amoldan
a tus contornos
y pasean por cada línea
de tus parajes,
y advierten palmo a palmo
las fibras que te hacen bella,
cada contorno de perfil,
y todos los modos
y gestos de tu rostro.
Dichosos estos ojos
que captan la geometría
de tu figura,
la contextura
que encaja en el espacio
de tus medidas,
y la delicada ternura,
que desde la compostura
que inclina tu rostro,
hasta el reflejo translucido
que se origina de tu alma,
ellos con precisión de filigrana
lo detallan.
Doy gracias al Supremo,
por destinarme con mente,
sentidos y este móvil cuerpo
para hacer el sufijo
donde manifiesto
que vivo,
sino también el predicado de amarte;
sin embargo, a pesar que te sueño,
te pienso, te imagino, te dimensiono,
te acumulo y hasta llego
a asirte en todos los hechos totales
en concreto
y lo inverosímil de los cuentos
estéreos,
casi palpables;
mis manos no te atan
a la veracidad de los hechos,
mis palabras entran por tu oídos,
pero no calan en tu cerebro
pensante,
y no colman la entraña de tu corazón
amurallado de mármol.
Aún con la inteligencia y la sagacidad
que en prodigio,
la ventura y el Creador
dispusieron para este pobre mortal,
no he quebrantado tu voluntad impoluta,
no he conseguido la estrategia certera,
que doblegue y te convenza
para que a rienda suelta,
sientas lo que emocionas mis ideas,
sensaciones y cada minúscula partícula
de célula, por ti.
¿Para qué tanta virtud?
En todo eso no estás tú.
ALAN OSLON (ALIDES ANTONIO LONDOÑO OSORIO) -Colombia-
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