Aquí yace
un manojo de hojas secas
que el viento le arrancó al verano,
Barridas como lágrimas
entre campanas fueron a su tumba.
Aquel día, unas cuantas lagartijas
corrieron calle abajo
escondiendo sus colas
por temor a perder el rumbo
y a caer en la inconsecuencia.
María Isabel Farrán León -Chile-
Publicado en La Biblioteca
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