Aunque me intentas cambiar,
seguiré siendo una niña
rebelde sin libertad
de conciencia sin morriña.
Soy como hija de la luna
y también hija del sol;
siempre libre como la una
con el corazón de amor.
Duele la realidad
de la vida, el día a día.
porque se ve la maldad
que hace daño alevosía.
Mi espíritu está de fiesta,
no quiero seguir sufriendo,
pues a mí poco me cuesta
para no seguir muriendo.
A veces estoy muy triste,
tan triste parezco muerta,
pero mi espíritu insiste,
dice: ¡NIÑA, DESPIERTA!
María Sirena Matrí Mar -ESPAÑA-
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