Quizás
me pierda como Condla
si me ofreces
la manzana de Avallon,
me suba a tu barca de cristal
cruce estrellas, galaxias, infinitos.
Quizás
me rehúse luego
a probar otro alimento
está bien sabido que estos frutos de ambrosía
curan heridas, penas, cicatrices.
Quizás
no haya conjuro posible
al que el druida Corán
pueda acudir para apartarme de tu lado
y se desmayen las horas, los minutos, los instantes.
Quizás
te vuelvas omnipresente espejismo
de mis miradas
y ya no pueda ser la misma.
Ten cuidado, nadie ha vuelto de la Isla de los Manzanos.
Del libro “Banshee” de
Marina Kohon -Argentina-
Compartido por Rolando Revagliatti
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