Anoche te soñé mi dulce vida
y en sueños me sentí correspondido,
tú fuiste para mí la más querida
y fui yo para ti el amor querido.
Al sol de medianoche te marchaste
dejando pesadilla y desconcierto,
envuelto en la tristeza que dejaste
yo proseguí soñando aunque despierto.
Y en este oscuro día que anochece
espero tu celaje bien amada,
en cada sueño nuevo que aparece
en medio de la noche soleada.
Las noches y los días los confundo,
con lo cierto y lo incierto de este mundo.
Luis Salvador Trinidad
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