jueves, 2 de junio de 2016
PENA...
De nada vale la pena que nos aflige y nos envejece,
de penas están cubierto los desiertos
los cementerios, la bruma mal cortada
y los ríos secos de lágrimas
No deseo encubrirme en testimonios de lunas falsas
de casualidades enfurecidas, no deseo contraponer mi espacio y mis costumbres de querer morir al lado de mi rosa negra,
a heredar los torcimientos del amor que dejo en mis libros.
Cuando amas con inconfundible fervor, sin miedo a las alturas, a los comentarios de brujas, a los discursos de paliado semblante
cuando siente que cada molécula de tu cuerpo transpira pasión, que el tiempo se detiene sin tu permiso, que las personas te aplauden cuando ríe, y que la soledad te besa en el silencio, no hay pena, solo gloria, solo paciencia, solo esperanzas.
Rolando Perera
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