Cuando el verano llega
cuando el calor aprieta
es el momento de liberar
las piernas y mostrar
todo su esplendor y belleza.
Algunas no solo liberan sus piernas
sino que también enseñan
otras partes de su cuerpo
para que el sol las ennegrezca
y las haga más vistosas.
No hay dos iguales. Ni en forma
ni en color, ni en grosor.
Todas son distintas y solo algunas
son maravillosamente hermosas.
Esas piernas mi mirada atrapa,
me enamora, me embelesa
pero al final tras una puerta
desaparece, las pierdo.
JOSÉ LUIS RUBIO
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