El tráfico se detuvo para que pasara el cortejo fúnebre:
La carroza al frente y unos pocos autos eran toda la procesión
Un desfile más en medio del aturdimiento urbano
Alguien que ya no cuenta en la polvareda de la vida
Una piedra desgastada hasta desaparecer
En cuanto la calle se despejó
Todos nos apresuramos a seguir nuestro camino
Como si esa muerte -en su anonimato: en su desventura- no fuera también la nuestra
Gabriel Trujillo -Mexicali, Baja California-
Publicado en Periódico de poesía 88
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