martes, 31 de mayo de 2016

MEMORIAL DAY


¿Y si la muerte es la muerte,
que será de los poetas,
y de las cosas dormidas 
que ya nadie las recuerda? 
-Federico García Lorca.

Los hombres y las mujeres
que fueron,
que en otros tiempos vivieron,
que otra suerte tuvieron,
¿A ellos quién los busca;
a ellos quién los honra?
¿Quién los mienta?
¿De ellos quien se acuerda?
¿Quién se acuerda
de los tiempos en que vivieron,
de los tiempos en que ellos fueron?
¿Quién sabe,
quién conoce los amores
que supieron, que tuvieron;
las penas que sufrieron,
los miedos,
los desaires que vivieron?
¿Quién sabes
de los odios que habitaron
sus almas, de sus miedos,
de sus esperanzas,
quién sabes de
los celos que sintieron?
¿Quién conoces,
quién ha probado
de las angustias
que pasaron;
las lágrimas
que derramaron?
¿Quién sabe
de lo que creyeron,
de lo que pensaron?
¿Quién sabe,
quién se acuerda,
de todo lo que fue?
¿De todo lo que se perdió,
¿De todo lo que el viento se llevó?
¿Quién los busca
y no los encuentra?
¿Quién sabe
o pregunta por sus días,
por sus soledades,
por sus noches vacías?
¿Quién se acuerda de sus vidas,
quién las mienta,
sus vidas ajetreadas, jaladas,
sus noches despiertas?
¿Quién hablas
de los errores que cometieron,
que no hay quien lo remedie,
de los sueños que perdieron?
¿Quién sabes de los sinsabores,
que pasaron,
quién sabes y quién se acuerda,
de los triunfos que tuvieron?
¿Quién se acuerdas de sus hijos,
de sus hechos, de las obras
que empezaron que tal vez
no terminaron?
¿Quién se acuerdas
de lo bueno que ellos hicieron?
¿Quien quisiera
invertir su tiempo,
meditando en ellos,
pensando en ellos,
el tiempo que le queda?
¿Quién habla de ellos,
quién escribe de ellos,
quién de sus adioses con pañuelos?
¿Dónde están sus labios,
sus esfuerzos, sus amores,
sus palabras al viento,
sus cuerpos, sus fuerzas,
sus almas, lo que sintieron
por dentro?
¿Quién los busca,
quién los llama,
quién que no es de su patria,
quié que no está casado
con una de sus hermanas?
Nadie responde de ellos,
nadie respondes por ellos.
De los hombres
y de las mujeres que fueron,
que en otros tiempos vivieron,
solo el polvo queda;
y en el viento, el soplo de su vida,
casi nada.
No hablan ni el cielo, ni las piedras,
ni las nubes, de su ida o de su llegada.
Y entre los hombres vivientes,
si cosas grandes hicieron,
queda tal vez, mención honorable,
si fueron grandes hombres o mujeres.
Quizá su nombre,
lo lleva, ya olvidado,
alguna calle vieja.

Rafael Pérez 

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