lunes, 30 de mayo de 2016
LAS POBLADORAS
Blancas manzanas revestidas con los ropajes
de las cuatro estaciones;
mariposas de fuego que llamean en la oscuridad
como bellas colmenas
rebosantes de luz y giros vertiginosos;
son las mujeres de Schuaima.
Sus tobillos y pies
-suspendidos en el néctar de las coronas-
sobrenadan con la música liviana de los ríos
o el rojo inescrutable de las estrellas negras.
Jamás en mis ojos
habían aromado tantas flores juntas
tantas esencias gravitando en el aire de las cosas.
Las mujeres de Schuaima
bajo un azul misterioso
en donde no caben las dudas
ni las iniquidades de otros colores.
He visto cientos de mujeres
-diminutas en tamaño como un grano de mostaza-
asemejar el infinito
y construir con sus danzas incorpóreas
la eternidad y el traslado a las edades más seniles.
Como el llamado de las novas y otras luminarias
ante el aleteo suplicante de algunos extranjeros
las pobladoras de Schuaima
levantan sus manos con regocijo
cantando sus himnos y sus viejos idiomas
al borde de las anegadas orillas.
Bienvenidos forasteros
a este ancho río de la muerte
esta es la Isla de Aniquirona,
aquí atesoran las despedidas de los hombres a la guerra,
las batallas de la ciencia
los ascensos a la luz
y la revolución de los cuatro pensamientos.
Las mujeres de Schuaima
nos dan la bienvenida.
En sus velos transparentes
alcanzamos a contemplar
la desnudez de su sabiduría
y lo pequeña que es la tierra
frente a la magnitud inconmensurable de otros universos.
Del libro De regreso a Schuaima de Winston Morales Chavarro -Colombia-
Publicado en Editorial Alebrijes
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