Amaba tanto, con tanto fervor a su vehículo, que en sus últimos suspiros, y tras el accidente automovilístico que sufrió pidió ser enterrado dentro del mismo (o de lo que del mismo quedaba). Tal
fue su última voluntad y tal se dio: actualmente –y que corta la memoria humana– pocos conocen el origen de ese majestuoso túmulo mortuorio con forma de pirámide escalonada arraigado en un rincón del cementerio.
Alice Diana Viveros (Paraguay)
Publicado en el libro Diminutos del Cono Sur
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