martes, 31 de mayo de 2016
A LAS MADRECITAS NICARAGÜENSES
Si pudiera colmarte de joyas y riquezas,
si tan solo pudiera pagar uno a uno tus consejos,
si pudiera darte una rosa por cada día de tu vida,
no pagaría el precio de que seas madre.
Aún en la tempestad, ahí estas tú,
en la orilla como el primer día de gestación
con sublime cariño cuidaste de mis días
de insolente inquietud en tu vientre repetía
que serías madre, pero tú replicabas:
¡Gracias Señor por ser Madre!
Y tras ver la luz en aquel parto
Insistías en tener a tu lado
el chiquillo que insolente lloraba,
pero en tu amor de madre no importaba,
y repetías ¡¡Gracias Señor por ser Madre!!
Y la bendición llevabas en cada rincón
la humilde casa, pues solemne disfrutabas
de dar a luz y compartir cariño, amor y alegría.
En el tiempo perduró aquella bendición,
que por ser mujer en derecho correspondía,
y aunque raíces extendiste, no negabas
amor de madre como el primer día
que debutaste como ángel del Señor
en un mar de lágrimas y alegría.
Ramiro Peñalba Pinell -Nicaragua-
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