El fénix detestaba su inmortalidad que le impedía reencarnarse en ruiseñor. Deseaba cambiar las cualidades de su canto, ésas de aumentar el valor de los puros y de insuflar temor en los impuros. Cualidades que de tan útiles le parecían utilitarias.
Cambiarlas por la belleza, sin más aparentes significaciones, del canto del ruiseñor.
Del libro Cuentos de fantásticas criaturas de
FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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