Para que tú me oigas
mis palabras vuelan.
A veces... como gaviotas.
Para el lado de tus manos.
Las miro volar, a mis palabras
las miro y las veo lejanas.
Porque más que mías,
son tuyas.
Ahora quiero que digan
lo que quiero decirte.
Para que tú me oigas
cómo quiero que me oigas.
Ya el viento de la angustia
no las arrastran,
huracanes de sueños
las avivan.
Escucha mi voz... escúchala
en otras voces.
Es mi voz dolorida
clamando por vos,
llanto de amor.
Viejas bocas... las nuestras.
Ámame compañero
en mis ideales de libertad.
Eres mi hombre.
No me abandones... ahora.
E. Alicia Junco -Argentina-
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