sábado, 23 de abril de 2016

ABRIL...


Abril casi me sorprende soñando, musitando,
mirando estrellas de día y musgo verde de noche,
pulpa de la flora ausente y de pléyades de luto.
Alfombra de tímidos pasos marcados de un vergel
de carrusel ausente de huellas tibias de tus juegos,
brindis de poros abiertos, saliva y sal de posterior entrega.

Huellas de tu boca cautivas en vasija de cristal
la dulce flor transparente, escarchada, ausente
donde duerme su reposo el oporto de los sueños
y el tiempo se dilata en tus pupilas de rosa
que sus pétalos deshoja para cautivar mis labios
del vino que me embriaga de la fécula madura
para endulzar el instante embriagado de tu voz...

Frío el sabor que tus besos han dejado,
dulce calor de tus brazos que aún queman
y abril se regocija, anunciando auroras leves
con la lluvia que temprano refrescará la alborada
mientras el astro ilumina féculas claras de cuarzo
para que la flora engendre en mi alma su calor,
de tu piel que en mí comulga con la savia de tus besos.

Sé que te irás en abril
para anidar el calor de otros brazos que te arrullan.
Borraré tus tibias huellas de mi alfombra gris azul
y abriré nuevos caminos, pasos nuevos sin tus huellas
para endulzar mi silencio con el oporto que queda
de tu fécula madura.
 Romperé el cristal de cuarzo con las huellas de tu boca
y del espejo tu sombra se borrará para siempre
aunque para siempre quedes en mis sueños, indeleble...

Ricardo Flores Joya -El Salvador

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