Mi hija tiene la carne transparente.
A través de su cuerpo se transluce
la vida de las cosas esenciales
y también la materia que las forma.
Como un fósil: está la caracola
pero no está la caracola, es
la quimera del tiempo sobre el mundo.
Julia es tan antigua como el fin
y el principio de todo:
la nada,
su frontera,
también su veladura.
ROCÍO HERNÁNDEZ TRIANO -Sevilla-
Publicado en Luz Cultural
No hay comentarios:
Publicar un comentario