miércoles, 3 de febrero de 2016
POR UNAS MONEDAS
Aún estaban húmedas
las caras de las límpidas piedras
aún podía sentir el baile nocturno
cuando recordé el matasellos
pegado en aquella solapa
en el lateral de un diario
inmaculado, preñado de ansias por ser
y vi aquel niño
aquella inocencia detenida frente a su consonancia
al descubrimiento de una calle
pavimentada con algaradas sobre unas cerdas vibrantes
golpeadas a trozos en el ardor metálico
de unos tragos carcomidos
vaciados por unas monedas
y vi sonreír aquella diminuta cara sonrosada
detúveme a quitarme la chaqueta
entróme un sofoco,
un empellón de aguas de rosas, o incienso húmedo
al clamor azul de un vuelo que me sostiene
hallé una salida
en aquellos ojos suspendidos, cual gotas de rocío recién nacidas
y busqué una explicación
mas no la hubo, no la encontré entre los cartones de la noche
en el cobijo de la calle central
ni siquiera en las señoras que divagaban en los peldaños de la catedral
no hubieron melenudos haciendo cabriolas
el pan estaba herrumbroso
el queso olía a viejo escombro de fermentos olvidados
y no supimos comprendernos
no quisimos sabernos, no
contamos los huesos
sobre las aceras destronadas de sus árboles
hay un sol nuevo
en la esquina del cuadrilátero, ha nacido sin preguntarnos
a nosotros, sí, majestuosos amos de un universo infame
y nos ha mostrado la nimiedad de nuestro existir
la grandeza de nuestra ceguera
el invento de las políglotas sandeces en los parqués
donde el trigo se convierte en pútrida existencia de papel
apenas a dos palmos de donde bailamos este son
esa borrachera de notas inconexas
o ese blues que claudica cada atardecer para adorar a la luna
justo donde la certeza me devuelve a la realidad
he vivido un sueño, lleno de estrellas
donde tú me sorbías los labios
yo era manantial níveo, de aguas claras, y el alba nos escribía
con abrazos de hierro
mientras ella, espadaña afilada seguía rascándonos la barriga
ese vientre preñado de mariposas azules
y verbo conferido a cada una de las monedas, a cada bocado
a mi sencillez, ese regocijo crescendo
que juega a voltear la magia en realidad, o realismo de humeante café.
Sólo una respuesta… gracias, pon otro sorbo de tu aliento…
Santiago Pablo Romero -Trigueros-
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