domingo, 3 de enero de 2016

UN AMOR, ESCONDIDO.


Y sentí el fuego de tus ojos de mar, en mi espalda.
Ese dulce calor, avivó otros fuegos, de recuerdos ya dormidos
fue perder la calma, añorando aquellos ardientes instantes, tan sentidos.

Corazón desatado, pasión despierta, mi cuerpo quieto.
Siento, tu murmullo en mi cuello, tus manos, mariposas al viento
asentadas en mi espalda, con el trigal de tus cabellos y tu tibio aliento.

¿Sabes? No quiero mirarte, sería amarte y perderme.
Tu joven desparpajo, se abraza a mi cuerpo, siento el dolor de no tenerte
mis pasiones despiertas en la penumbra del olvido, que nunca dejó de amarte.

Y no habrá recuerdos, perdidos en las noches sin ti.
Te pegas en mi cuerpo, mis labios, acarician tu pequeña boca encendida
abrazo tu cintura menuda, siento tu cuerpo, y tu amor, que se lleva mi vida.

Tu amor no se desprende de mi pasado, vive allí.
El tiempo se detuvo, desnudo tu cuerpo, piel de amapolas y dulces sabores
amarte, poseerte, sentidas vivencias, amor iluminado, ardientes resplandores.

Ven, saciada tus ansias, yo apagaré tus miedos, con mi boca.
Deja que me mire en tus ojos, perciba tus latidos y sueñe despierto, contigo.
del que no quiero despertar, amándote así, con este ardiente amor, escondido.

Verte, tenerte, amarte, hacerte mía, y ya no importa después morir.

Miguel F. Romero -Argentina-

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