jueves, 28 de enero de 2016
TE INVITO
Te invito a que no vengas, a que no ocupes ese espacio avecinado del egoísmo silencioso, de ese rincón opaco que se apodera de la corrección y de la humildad. Te invito a que me dejes tranquilo para que pueda seguir conviviendo esos momentos que pasan más despacio que los trascendentales.
Hay días en los que es preferible apartarse de sí mismos para disimular nuestra presencia en esa ciudad que se queda pequeña alrededor de nuestros pasos, opaca a la distancia de nuestra vista, bajo una bóveda incómoda de inexistencia.
Pensé disimular mi presencia en espacio y en tiempo, pero siempre se agota la velocidad con el cansancio.
Pensé en disuadir la amistad, borrando de mi rostro
las huellas de tiempos felices compartidos, de la amabilidad y el agrado. Pero la gente se crece bajo los desconchones ajenos y se asoma al abismo sin barreras de tu inseguridad.
Qué importa el resplandor del alma, el amor o el afecto a unos seres que solo sobreviven endeudados a la mezquindad de saberse dueños de tu compostura. Pide lo que quieras para que me sienta solo, yo te invito.
MIGUEL CAMUÑAS
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