viernes, 29 de enero de 2016
LUGONERIAS (I)
(Artículo de 1921)
Maynard Keynes, el famoso economista inglés cuyo libro acerca del Tratado de Versalles causó sensación en todo el mundo por lo sereno e irrefutable de sus conclusiones, acaba de ser ignominiosamente reducido al silencio por el esclarecido poeta argentino señor Lugones, quien, en un largo artículo de "La Nación", del 25 de marzo, asegura indignado que Alemania puede y debe pagar la enormidad de billones que le exigen los aliados. "Lo que sabemos positivamente es que puede pagar" --exclama el gran bardo. ¿Razones que justifiquen este aserto tan arrogante? Ninguna. A menos que no se tome por tales lo que dice de que, puesto que el gobierno alemán no ha probado su incapacidad para pagar, hay que deducir de ello que sí puede pagar. ¿Cómo sabe el señor Lugones que el gobierno alemán no ha comprobado su insolvencia? Por inspiración divina será, porque, por los cables, lo que hemos alcanzado los simples mortales a saber es todo lo contrario, esto es, que Alemania se ha desgañitado pidiendo que la dejen discutir y analizar el monto de las reparaciones en relación con sus recursos y que los aliados reunidos en Londres no le permitieron ni abrir la boca.
Pero no son ya los alemanes los que juzgan exorbitante la cifra de pago. Son ingleses, escritores ingleses de la talla y competencia de Brailsford, los que se han sublevado ante la insensatez de las reparaciones, afirmando con lujo de documentos y cifras que sólo a estadistas mediocres como los que están desgobernando el mundo ahora se les puede ocurrir el contrasentido de sacar riquezas fabulosas de un pueblo cuya terrible penuria no le permite ni siquiera atender el mantenimiento de su población.
Pero no hay que ser un lince en materias económicas para ver esto. ¿No es un hecho notorio que Francia e Inglaterra no han podido pagar a los Estados Unidos ni siquiera los intereses vencidos sobre sus deudas respectivas? ¿No es también un hecho que ni Inglaterra ni Francia pueden cubrir su presupuesto ordinario? Pues si Inglaterra y Francia, a pesar de ser las victoriosas y a pesar de haberse quedado con casi toda la riqueza imperial de Alemania (colonias, carbón, marina mercante, etc.), no tienen dinero y están casi en quiebra, ¿cómo diablos va a tener la vencida Alemania ese río de oro que se le exige?
¡Ah, señor Lugones! ¡Qué triste verle a usted --poeta, y no aliado-- atascado aún en esa germanofobia crónica que ya no sienten ni siquiera los ingleses, como no sea el puñado de jingoístas que se valen del histerismo guerrero para seguir un poco más en el poder! ¡Qué penoso contraste el que hace usted mostrándose inexorable con el pueblo vencido, en el momento mismo en que los más altos espíritus de Francia y de Inglaterra alzan las manos al cielo horrorizados ante lo que ellos, los Anatole France, los Barbusse, los Keynes, los Brailsford y los Bernard Shaw, califican de brutal y sanguinaria política de saqueo y de venganza, que está causando la ruina tanto de los vencidos como de los vencedores! ¡No elogie, por Dios, ese Tratado de Versalles, obra de jabalíes y gorilas, que ha merecido igual execración entre los ingleses, americanos y franceses sensibles a la angustia universal del momento, que entre los mismos alemanes!
Publicado en el blog nemesiorcanales
Compartido por Osvaldo Rivera
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