miércoles, 27 de enero de 2016
APRENDER CÓMO DESCONECTARSE
Según dijo Einstein, "La percepción del tiempo es subjetiva y elástica". En esta ocasión, me gustaría hablar de esas pasiones, hobbies o aficiones que practicamos con menos regularidad de la que nos gustaría, o que incluso hemos olvidado a lo largo de los años. Como sugerencia, se debería reservar un tiempo determinado en la vida cotidiana para hacer cosas que, no sabes por qué, te gustan y te hacen conectar con algo que eres.
Relajarse es casi un deber. "El arte del descanso es tan importante como el arte de trabajar" (John Steinbeck, escritor).
Un hobby es una actividad que, en primera instancia, nos llena de satisfacción cuando lo realizamos. Es decir, nos gusta, nos da placer. Es un espacio o un refugio donde nos alejamos de las rutinas cotidianas, las tareas obligadas y las responsabilidades impuestas, concediéndonos así unas vacaciones momentáneas. Lo que ahora se denomina desconectarse.
Podemos disfrutar de muchas maneras. Con voluntad, también puede ser un buen momento para aprender. Hacer esas cosas que hemos ido postergando por escasez de tiempo o ánimo. Es raro no hallar algo apetecible entre las infinitas propuestas: todos tenemos pasiones, aficiones y formas de pasar los ratos libres. Cosas que nos dan placer por un motivo misterioso. Muchos gozamos leyendo novelas. Otros inventando poesías.
Haciendo manualidades. Restaurando muebles. Escuchando música. Visionando películas antiguas y un sinfín de distracciones tanto culturales como de ocio. Por el contrario, si nos marcamos demasiadas actividades, como si nos dejamos llevar por la inercia de no hacer nada, el tiempo libre se puede convertir en un infierno, donde arderán nuestras esperanzas de "cargar las pilas".
Cuando comento sobre las aficiones o pasiones, no aludo a esas grandes cosas con las que podemos ganarnos la vida u obtener rentabilidad - que también podría ser-. No me refiero a algo "tan importante", sino a las pequeñas cosas, concretas y así de pequeñas, con las que simplemente nos regocijamos y nos hacen la vida más agradable. Es como una vía para el autodescubrimiento personal, el disfrute y la recuperación de nuestra vitalidad perdida.
Es posible que, con el devenir de los años, hayamos olvidado o restado importancia a estas aficiones. Cualquier cosa, por pequeña y nimia que parezca, que te haga sentir bien.
Percibir esa sensación tan difícil de describir pero tan verdadera cuando se siente al conectarse consigo mismo.
A la edad adulta, hay que esforzarse para recuperar ese hobby olvidado. Merece la pena.
Elisa I. Mellado Gutiérrez (Sevilla)
Publicado en la revista Aldaba 28
No hay comentarios:
Publicar un comentario