Me gustaría coger el amor, meterlo en una botella y lanzarlo al mar. Para que navegue por las cálidas aguas del caribe, para que surque las aguas tormentosas del océano. Para que aprenda que ha de hacer un largo viaje sin rumbo, para que entienda que ha de dejarse llevar por la corriente sin forzar su timón, para que sepa que, algún día, quizá viejo y cansado llegará a alguna playa. Alguien lo encontrará, partirá la botella que lo aprisiona y se embriagará de su aroma... mi aroma... y leerá esta carta que metí hace tiempo en esta botella, palabras que se desvanecen como la espuma del mar en la arena...
Francisco Javier Pedreño Serrano -Chiclana de la Frontera-
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