sábado, 5 de diciembre de 2015

TODAVÍA / OJOS


TODAVÍA

Si todavía en la noche,
si en la noche todavía
se pueden ver las estrellas…
 Si en el día todavía…
¡Ay el día,
el día donde todavía 
no sabe si  es todavía
o  no es todavía el día!
Y entre la noche y el día
tú y yo  y  yo y tú  y la muerte  
 y,  con la muerte, la vida,  
quizás no sabremos nunca
si  todavía es todavía
Si  en la noche …Si en el día…
Una rosa, un ruiseñor…
Una lágrima  perdida
entre trinos  moribundos
no sabía donde estaba 
ni si venía o se iba
todavía,  todavía…

OJOS

Los ojos del dios dormido se veían a si mismos.
Los ojos del dios despierto sólo veían un desierto
en donde el dios se moría de sed, remoto y  perdido.
El dios quería estar muerto pues viviendo no vivía.
Se veían a si  mismos  los ojos del dios dormido.
Lo sabido  y no sabido, lo dormido y lo despierto.
El amor, y el odio, unidos en el alma de aquel  loco,
gemían  en el sin sentido del sentido enloquecido,
sordos y  ciegos  y oyendo y  viendo y muertos
y, al mismo tiempo, milagrosamente vivos
y tejiendo  una bufanda  colorida de delirios
y anudando la corbata de un repugnante político.
Los ojos del  dios… ¡Oh dioses  de dioses rotos!
Dioses y dioses y dioses  convertidos en añicos.
Decidme, oh dioses, decidme:¿En qué y quién  no creer?
Lo creído y  no creído,  lo  nacido y  no nacido.
Yo vi como  agonizaba siendo yo niño a  otro  niño
en un  hospital que  olía a lágrimas  y  quejidos.
Yo olí  la  muerte en Sevilla y la  Giralda era un grito.
Yo en México vi  a la muerte,  pirámide de infinitos,
entre éxtasis de  sangre  y  besos de amor oníricos
y huí de mi, para seguir,  ya por siempre, y para siempre,
huyendo. huyendo y huyendo, dios de dioses, de mi mismo.

JUAN CERVERA -México-

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